El poder de la fruta en el momento de comunicar es mucho mayor de lo que pudiésemos meditar. No solo se trata de su color, del que charlamos, sencillamente con el fragancia una fruta ya nos está transmitiendo sensaciones, experiencias e inclusive recuerdos.

Las frutas tienen una fragancia muy propia que hace que el instante de abrir una cesta de frutas se transforme en un momento recordado por el hecho de que cada una de ellas es diferente y aporta su fragancia particular. Y es que si bien no lo parezca, el olfato es un sentido tan esencial o bien más que la vista y decidir si compraremos o bien no un producto asimismo depende muy de forma frecuente de su aroma.

La relevancia de los olores 

El sentido del olfato va mucho allá del simple reconocimiento de olores, los humanos contamos con una memoria olfativa, que lo que hace es asistirnos a asociar un aroma con un recuerdo, una persona o bien un instante determinado. 

Como ya hemos dicho el sentido del olfato es uno de los más poderosos con los que contamos y lo que hace es que creemos recuerdos y estos se liguen a ciertos aromas. Esta capacidad es famosa como memoria olfativa y está relacionada con el sistema límbico de nuestro cerebro. Las personas tenemos una estructura llamada bulbo olfatorio, que se hace cargo de mandar la información de los receptores de los olores. En contraste a otras memorias que manejamos, la olfativa es sensible, lo que hace que un fragancia, un aroma, nos evoque situaciones y emociones, como sensaciones en el instante en el que lo percibimos y asimismo emociones que recordaremos.

Lo más curioso de todo es que se trata de un proceso que marcha desde ya antes de nacer, lo que explica por servirnos de un ejemplo por qué razón los bebés reconocen tan de manera fácil el fragancia de su madre.

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