El reto por trasmitir experiencias por la parte de los agentes turísticos pasa por acomodar los productos a los sentidos. El fragancia ha sido un «convidado inopinado» que no se ha sabido aprovechar habitualmente. Un valor diferencial tanto para etapas de captación como en las de disfrute del producto turístico, de forma que sirva como herramienta para otorgar una experiencia sensorial completa para el viajante.
En turismo desarrollamos producto para otorgar al viajante experiencias sensoriales, acomodar el valor que se puede aportar al usuario y encauzarlo por medio de los sentidos, elementos receptores de lo que en nuestros días llamamos como experiencia turística.
Si nos detenemos momentáneamente y examinamos de qué manera estamos aportando valor al cliente del servicio a fin de que perciba y también interprete nuestro negocio o bien nuestro destino mediante cada uno de ellos de los sentidos, vamos a saber identificar de qué manera nuestra estrategia de marketing se está acomodando al término de marketing sensorial. Conforme una investigación de la Universidad de Rockefeller de la ciudad de Nueva York, el humano recuerda el 1 por ciento de lo que toca, el dos por ciento de lo que escucha, el cinco por ciento de lo que ve, el quince por ciento de lo que prueba y el treinta y cinco por ciento de lo que huele. En consecuencia, no estaría de más examinar de qué manera a través el fragancia se puede trasmitir la filosofía de nuestro negocio a fin de que el usuario lo asocie al cariño que depositamos en el producto turístico.
Conforme palabras del escritor y formador Gabriel Olamendi: «La utilización del marketing olfativo, a una parte de provocar un efecto sorpresa y de ser un factor de distinción, fortalece y complementa la imagen de la marca. Influye en el estado anímico del usuario, causa buena impresión y fortalece los atributos de un producto o bien marca, creando una atmosfera positiva en juego con colores, sonidos y texturas, un recurso multisensorial”. En consecuencia, el fragancia como tal es un factor que puede ser parte no solo como refuerzo de la estrategia de captación sino más bien de mejora del propio producto. Se me ocurre de qué forma la propia fidelización y la recurrencia en el usuario pueden estar asociadas a los impulsos que se producen entre recuerdos positivos y olores agradables, de forma que cuando ya comenzamos a tomar el bolsillo el tema ya no suena tanto a teorización y suena más a facturación, que es lo que nos resulta de interés.
La identidad de la marca por medio de los olores
En la busca de la asociación perfecta entre marcas y olores se trabaja la definición el odotipo, que no es más que una firma o bien recensión de fragancia específica, que busca evocar una serie de valores identificativos de la marca, fortaleciendo su imagen y trasmitirla. Es esencial tener nuestra seña que nos diferenciadel resto y defina quiénes somos y cuáles son los objetivos en el medio o bien el contexto en el que estamos lanzando un mensaje olfativo. Como el fragancia puede ser un factor positivo, resulta conveniente ser cautos y delimitar realmente bien cuál sería el que mejor define a nuestro negocio con relación a el público objetivo. Si el fragancia no es el conveniente puede producir el efecto inverso y que haya clientes del servicio que no se sientan cómodos en nuestros hoteles o bien en nuestros restoranes.
Tecnología para aprovechar la mercadotecnia olfativo
Con relación al marketing olfativo y a las posibilidades que este tiene sobre el turismo se han visto diferentes proyectos que semejan interesantes y que pueden aportar una visión sobre este campo que, si bien no es novedoso, sí que tiene mucho potencial y prosigue evolucionando:
• La maestra de la Universidad Christ Church en Canterbury del R. Unido Kate McLean es la precusora de mapas olfativos abiertos. Ella comenta de qué forma las olores tienen historias y se conectan con los individuos a un nivel sensible, trayendo al presente recuerdos de lugares, acontecimientos y gente. Kate pretende cuestionar una percepción basada en la visión del espacio y también introducir nuevas formas de compilar las experiencias para comprender y navegar en lugares urbanos.
• La estudiosa y maestra de la Universidad de Manchester Victoria Henshaw propuso añadir el olfato a la planificación y a la exploración del terreno al reconocer qué olores existen en nuestros pueblos y urbes. Conforme palabras de Victoria: “Podemos utilizar esta información para conservar ciertos olores esenciales de nuestras urbes, para meditar de qué forma ha de ser el paisaje olfativo de ciertos espacios públicos, o bien para llamar la atención sobre las peculiaridades físicas, temporales o bien históricas de un sitio en particular”
• Desde Visit York se ha lanzado guía olfativa con doce fotografías de los lugares más representativos de la urbe en las que se percibe el fragancia de cada una de esas zonas. La guía «Smell York», tiene como propósito dar a los visitantes «los olores de la ciudad” que van desde olores de pelo de caballo, aceite de pezuña, yerba y ponche de frutas (para representar un día en el hipódromo de York), a las hojas de té y la torta de condimentas (para representar té de la tarde).
• La compañía de juegos Ubisoft ha lanzado últimamente un dispositivo para recrear olores. El aparato tiene por nombre Nosulus Rift y por medio de la conectividad por Bluetooth y un sistema de cápsulas intercambiables recrean olores en diferentes situaciones del juego. Conforme palabras de Jason Schroeder productor ejecutivo de Ubisoft: “La única forma de asistir verdaderamente en la experiencia del usuario es hacer que pueda sentirla”.
La capacidad de supervisar el fragancia como herramienta tanto de captación como de mejora de la experienciaes algo esencial y a tomar en consideración, igual que proponernos poder destinarle recursos para aprovecharlo. Si no trabajamos esta vía sensorial va a ser un sentido desaprovechado para llegar al cliente del servicio y en consecuencia un canal infrautilizado que te podría permitir distinguirte, siempre que estemos alineados con nuestra demanda.